domingo, 27 de noviembre de 2011

Amado nervo



Amado (Ruiz de) Nervo y Ordaz era el seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco , hoy Nayarit, y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana, no pudo ser miembro de número por residir en el extranjero.
Poeta, autor también de novelas y ensayos, al que se encasilla habitualmente

clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, acudiéndose entonces a combinaciones más complejas de palabras terminadas en "-ismo", que intenta reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo. Sus primeros estudios fueron en instituciones de Michoacán; primero en Jaconá, en el Colegio San Luis Gonzaga, donde se destacó por su inteligencia y cumplimiento. Luego en Zamora estudió ciencias, filosofía y el primer año de leyes en el Seminario,  los abandonó rápidamente en 1891, Posteriormente regresaría al seminario con el fin de hacerse sacerdote, pero urgencias económicas le hicieron desistir y lo obligaron a aceptar un trabajo de escritorio en Tepic y trasladarse después a Mazatlán, donde alternaba sus deberes en el despacho de un abogado con sus artículos para El Correo de la Tarde.
En 1894 prosiguió su carrera en la Ciudad de México, donde empezó a ser conocido y apreciado, colaborando en la revista Azul de Manuel Gutiérrez Nájera, relacionándose con los principales colaboradores mexicanos como Luis G. Urbina, Tablada, Dávalos, y con algunos extranjeros como Rubén Darío, José Santos Chocano y Campoamor. Su formación literaria en las inquietudes del momento es de aquellos años. Forma parte de la redacción de El Universal, El Nacional y El Mundo.
En 1900 viajó a París, enviado como corresponsal del periódico El Imparcial a la Exposición Universal. Allí se relacionó con Catulle Méndez, Moréas, Valencia, Lugones, con Oscar Wilde, y otra vez con Darío estableciendo con éste fraternal amistad, pero posiblemente le influenció más el primer encuentro con Ana Cecilia Luisa Daillez, el gran amor de su vida, cuya prematura muerte en 1912 le inspiraría los poemas de La Amada Inmóvil.
Algunas de las obras de amado nervo son:

¡Está bien!

¡Oh Cristo!

A Kempis

A la católica majestad de Paul
Verlaine

A Leonor

A una francesa

Amiga, mi larario está vacío

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